Cero y ya perdi la cuenta

Existen batallas en las que perder sabe tan rico, desde que empecé a notar un poco de acumulación en el área media de cuerpo debida principalmente a las nutridas bolsas de pan de las Farmacias Guadalajara que ompraba, inicie mi abstinencia de tan sabroso bocado, así que en lugar de comprar los cinco, seis o más panes, redujé la compra a tres panes con la idea de comer uno o máximo dos por día, pero perdí.

Entonces traté en lo posible de evitar ir hacia los rumbos de la panadería perdón farmacia, pero hace un par de semanas cuando como cosa rara perdí mis llaves tuve que ir hacia esos rumbos, en ese momento estaban horneando pan, si hay algo a lo que definitivamente nunca seré inmune será al aroma producido por el pan recién horneado. Entré y compré dos panecitos, para llevar a casa, lo cierto fue que no llegué a casa con el pan, pero si con la bolsa. Desde aquella vez voy casi día de por medio por dos panes (chao cintura!), y llegó a casa con la bolsa vacía.

La semana pasada tenía un antojo loco de pan, así que con el cansancio del trabajo encima, elegí llegar primero a la panadería a comprar mi par de panes, no estaba saliendo de ahí cuando empezó a llover, y me fuí a casa (cuatro calles) caminando lentamente bajo el aguacero mientrás degustaba mis panes empapados de agua de lluvia. Hoy fuí con Claudia a la panadería cada una con la idea de traer pan a casa, (creo que debo elegir otro acompañante), las dos nos acabamos el pan antes de llegar siquiera al parque.

Lamento decir que en mi batalla contra el consumo del pan de las Farmacias Guadalajara, llevo acumuladas pérdidas únicamente y según creo (o en el fondo quiero) esta será una batalla casi imposible de ganar.

P.D. Pensé que estaba engranada, pero ahora creo que me lastime la pantorrilla izquierda, me duele mucho.